El ardiente calor de su cuerpo desnudo entre mis brazos , encendía con ímpetu mi deseo de amar, y el tibio aliento de su boca , embriagaba todos mis sentidos.
Era mía... toda mía.
El tiempo parecía detenerse ante mis ojos, que no se cansaban de contemplarla.
Frágil, tierna, tan dulce y a la vez tan fiera... una diosa del amor.
La sostuve con fuerza entre mis brazos, la apreté tan fuerte contra mi pecho.
Incline mi cabeza hacia la suya y en un apasionado beso le entregue mi alma.
Ella correspondiendo a mi acto decisivo de amor, no hizo mas que cerrar sus ojos y abrazar mi ser con todo su cuerpo tibio.
Enredándome cada vez mas en sus caricias, apricionándome entre su cabello, mientras en aquel dulce y a la vez casi mortal beso ... me entregaba su inocencia vestida de mujer.
La oscuridad nocturna cobijó la habitación.
El susurro de su voz en mi oído diciendo quedamente ... te quiero... rompió el silencio de la noche, que hubiese querido, no acabara.
Bajo los débiles rayos de luna que se filtraban celosos por la ventana.
Se dibujaba su femenina silueta, asemejándose al vaivén de las aguas del mar..
Hermosa, esbelta, dormida ahora... tan quieta.
En un instante tormenta... y al otro, calma completa.
Poniéndome en pie la mire por ultima vez... con el recuerdo de su amor impregnado en mi piel, y sus besos dibujados en mis labios, me alejé en la penumbra...
Ella consiente de mi adiós, sabe que seguirá siendo mía
Yo seguiré siendo suyo, aun así, no nos encontremos nunca más en esta vida.
Creado Por: Beyanira Aguirre
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