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martes, 22 de octubre de 2013

Dos corazones


















Eran las tres, la estación estaba llena de gente que esperaba ansiosa la llegada del tren.
Yo me encontraba en la orilla de la estación , esperando también. 
Durante muchos años estuve soñando con ese día y por fin había llegado, las manos me temblaban y mi corazón latía tan fuerte que se podía escuchar a kilómetros.
Hace muchos años , siendo muy joven , inexperta y con falta de experiencia , tube miedo, mucho miedo y no encontré el valor, así que solo me aleje olvidando a mis espaldas lo que después de muchos años comprendí, seria mi única razón.
Fueron muchas las noches que no dormí pensando en mis errores , aquellos que me siguieron cada día.
Lloré y escondía mis lagrimas entre falsas sonrisas, pero en la soledad solo me ahogaban más.
Nadie conocía el motivo de mi tristeza y no me importaba porque mi corazón si lo sabia y me lo reprochaba cada vez que podía.
El viento frió hacia un poco mas dramática la espera y solo anhelaba tenerle en mis brazos y apretarlo con fuerza, sentir su piel y aspirar su aroma, que aunque había pasado ya mucho tiempo, era lo único que no había podido borrar de mi.
No sabía como me miraría , ni como sería su sonrisa , o peor aun , ¿me aceptaría?, ¿seria yo acaso de su agrado?, eran unas de las muchas preguntas que volaban por mi cabeza.
Apenas si tengo un bago recuerdo de cuando lo tuve entre mis brazos por vez primera, antes de ...
La tarde era fría y gris y todas las personas que ahí estaban , tenían puestos gruesos abrigos y bufandas de colores , ya que el frió se intensificaba más, mientras mis pensamientos me traicionaban.
Mis malas acciones, mis equivocaciones, aquellos terribles errores que me marcaron, venían uno tras otro en secuencia devastadora, haciendo estremecer mi alma al punto de casi llevarme las manos al rostro y llorar no solo de tristeza sino de vergüenza.
Sin duda no me alcanzaría la vida para perdonarme y no me importaba , porque lo que realmente me importaba era si él me perdonaría.
Me encontraba sumergida en un poso de dudas y miedos cuando un sonido estrepitoso me hizo volver de mi mente alejada por el sin fin de imaginaciones que se apoderaron de mi durante aquel tiempo.
Era el tren , al fin se acercaba disminuyendo su velocidad.
La gente se amontonaba para recibir a los pasajeros y yo me abría paso entre ellos, no podía contener mi nerviosismo , miraba a los pasajeros bajar de uno en uno, cada quien buscando entre la multitud a sus familiares.
Mis ojos inquietos buscaban alguna señal de él entre las siluetas presurosas de la gente, ya no le recordaba físicamente, pero eso no impedía que le buscara....de pronto, mi corazón dio un salto como si me avisara algo y rápidamente dirigí la mirada a la ultima puerta del ultimo vagón del tren y vi como descendían  unos  pies.
¿Como supe enseguida que se trataba de él?, bueno, la sangre es un lazo muy fuerte y mi corazón no me engañaba.
Me sentí paralizada, quería correr a su encuentro, pero ambos pies permanecían inmóviles , sujetos al suelo.
Mi corazón saltaba incontrolable y el bullicio de la gente se silenciaba , mientras se acercaba a mi.
La multitud se paseaba entre ambos y no podía divisar su rostro, solo de cuando en cuando veía como aquellos  pies se iban acercando por en medio de la gente.
Habían pasado casi 12 años y ahora , estos segundos me parecían toda una vida.
Con cada paso mi corazón traía a mi, incontables miedos, miedo al rechazo, al odio, al dolor.
Poco a poco la gente se fue desvaneciendo entre ambos y pude ver con gran tristeza , dos hermosos ojos azules que me miraban  des conocidamente, como si no le importara el quien era yo  .
No podía juzgarle, realmente para él yo era una extraña que aparecía de repente en su vida , así, sin avisar, no podría esperar otra cosa que no fuera su indiferencia.
Agarrado a su mano estaba ella, la que lo cuido en mi ausencia , la que lo vio crecer y a la que sin duda le dolía esto más que ami.
No se quien estaba mas asustada, si ella porque temía perderle, o yo porque sentía que hacia mucho tiempo le había perdido ya.
Nos quedamos mirando por unos instantes, los mas silenciosos de mi vida, ella con sus ojos llenos de lágrimas que se rehusaban a salir , y yo con mi cara llovida porque no pude contenerme.
El sostenía la mano de ella mientras le preguntaba quien era yo
Con una voz suave y tierna ella se disponía a contestar , pero la detuve, sentí tanto miedo por lo que pudiera decir que no la deje hablar.
El solo me miraba , pero su mirar era tan vacío, buscaba en ellos el indicio de algún recuerdo que me acercara a él pero no pude encontrar nada, para el yo solo era eso , nada, con tristeza supe en ese momento que  me había olvidado.
Comprendí entonces que no tenía caso aparecer en su vida y cambiar todo en su mundo, el cual sin duda era feliz, estaba hermoso, grande y sano, lleno de sueños y esperanzas, cosas que yo no ayude a que tuviera y por supuesto, no le quitaría.
No seria egoísta una vez mas arrebatando su felicidad  y  por primera vez haría lo correcto, le contemplaría asta memorizar su rostro y lo guardaría en mi corazón para llevarlo con migo al marchar.
Voltee mis ojos hacia ella y con un gesto de gratitud me despedí no sin antes acercarme un poco mas a el y  besarle la mejilla.
Acaricie su rubio cabello y me aleje, dejando en ese lugar un trozo de mi alma que se rehusaba a perderle, no sabiendo que desde el primer momento en que lo deje , ya lo había perdido para siempre.
Había caminado unos cuantos pasos, cuando le escuche decir:
___¿Quien es ella madre?
Aquella palabra retumbo en mis oídos y golpeo mi corazón.
Me detuve abruptamente y pensé ... Como una palabra tan pequeña podía doler tanto para quien había perdido el derecho y como enorgullecía a quien con dedicación , amor y desvelo la había ganado, convirtiéndose en un lazo más fuerte que la misma sangre.
Retomé mi camino en el mas solitario de los silencios y me alejé tan pronto como pude, no sin antes escuchar ....
___Nadie hijo .... ¡ven!, 
Ambas lo amábamos , ella para continuar a su lado, cuidándolo y amándolo y yo, para dejarlo ir y que fuera siempre feliz.


Escrito por: Beyanira Aguirre.

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