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viernes, 5 de abril de 2013

Florecita


Erase una vez una hermosa mujer, cuyo corazón no había conocido al amor.
Gustaba de pasar horas en su jardín cuidando las flores mas exquisitas que se puedan imaginar y a cuanto galán se le cruzaba por el camino tratando de enamorarle, con frialdad le respondía un no.
Un día su corazón bajo la guardia  y sin darse cuenta se vio envuelta en lo que sería  su perdición.
Se había enamorado de un joven  que le bajó con sus propias manos el sol, la luna y las estrellas.
Pasaron muchos días y el amor en su corazón florecía como su hermoso jardín, tanto así que segaba su razón.
El joven le amaba y ella le adoraba.
Una noche plateada, bajo los efectos embriagantes del amor y al calor de la pasión, la florecita se entregó a disfrutar el dulce sabor del placer....
Al día siguiente quedaron en verse en un pequeño santuario, para fundir así aquel amor que les quemaba y unir sus almas frente al único testigo... el ocaso.
Ella emocionada espero aquel día con tantas ansias..
Por fin el día  llegó y  ella ataviada de blanco, esperaba impaciente el momento anhelado.
El reloj daba su marcha incansable sin mirar atrás, de pronto, un niño cruzo el jardín asta estar frente a ella, traía entre sus manos una flor , en su bolsillo una carta y en sus ojos la impresión de una fatalidad.
La joven sintió una extraña y  escalofriante sensación  que recorrió todo su cuerpo desde los pies a la cabeza.
Temblorosa tomo la carta y la flor; con sus bellos e intranquilos ojos ,poco a poco fue descubriendo  las letras en aquel papel, mientras  se derramaban de tristeza y mas que tristeza , desamor.
El canalla se había marchado rompiendo así  su promesa, había robado impúdicamente su inocencia y matado de un solo golpe  todas sus ilusiones y sueños.
El sol, la luna y las estrellas , todas ellas en aquel instante habían perdido su candor.
Su dolor era tan agudo que podía sentir su corazón rompiéndose a pedazos dentro de si.

Corrió lo mas que pudo asta llegar al santuario, quería escapar, quería huir, alejarse de todo...... y morir.
En el santuario , su herido corazón no aguanto el peso del dolor y el engaño, esfumándose así como suelen esfumarse los sueños al despertar, se precipitó al suelo del cual ya nunca se levanto dejando sobre su rostro lagrimas y junto a su cuerpo .... una flor.
No tiene perdon quien penetra un jardin para arrancar una flor y dejarla morir...
Por Beyanira Aguirre

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