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jueves, 28 de febrero de 2013

Caricias de consuelo (Quinta Parte y final)

Realmente esa noche Samuel se sentía mas cansado que nunca, cansado de imaginar, de recordar y de esperar a que Consuelo diera alguna señal de su paradero, quería verla, sentirla, estaba tan cansado de guardar una esperanza que poco a poco y con los años se desvanecía. 
Veía como la vida se alejaba de él y no quería marcharse sin haberle pedido perdón a aquella pobre criatura que había sufrido tanto por su culpa.
Eran entradas las doce y aun no había podido juntar sus ojos , de  pronto el chirrido de quien abre una puerta , hizo que el pobre hombre se levantase sobresaltado, y enfocando sus ojos en la oscuridad, diviso en la penumbra la figura de un bella mujer que caminaba hacia él con pasos cortos y llenos de sensualidad.

___¿Quien eres y que haces aquí?___ pregunto con asombro  y temor.
La mujer no respondió y colocándose junto a él en la cama le susurró con una voz tan dulce que embriagaba____  ¿Acaso me olvidaste?
Samuel estaba confundido, ¿seria acaso aquello un sueño producto de su afán por tener entre sus brazos a Consuelo?, o ¿Realmente era ella?.
No lo sabía, pero era tan placentero casi poder sentirla ahí,  entre las sombras, que si fuese un sueño no quería despertar.
De pronto un ardiente fuego comenzó a salir de su interior,  la mujer se acercaba cada vez mas a él mientras  sus suaves manos le acariciaban el rostro, él con cada rose se  entregaba a la pasión que estallaba en sus entrañas, los labios carnosos  le llenaban la frente de besos dulces que se fueron deslizando con suavidad por sus mejillas asta su boca, sintiendo en aquel momento el deseo incontrolable de poseerla y hacerla suya.
El pobre hombre cerraba con fuerza los ojos , temeroso de abrirlos y despertar de aquel sueño maravilloso, si era Consuelo no soportaría el perderla de nuevo.
Invadido ya por el perfume de la pasión que cada vez era mas incontrolable, no tuvo mas remedio que rendirse a sus caricias y besos hasta caer rendido a sus pies con lágrimas en los ojos y entre palabras cortadas le suplicaba perdón.
Mientras el aun hablaba entre llantos y suspiros,  ella dirigió su dedo sobre los labios temblorosos de Samuel y silenciandole  se agacho junto a el para mirarle esta vez bajo el resplandeciente rayo de luna, que se colaba por una rendija de la ventana.
Estando frente a él, le miraba con sus grandes y bellos ojos negros encendidos de amor y pasión.
___!Consuelo!___ dijo en voz alta para luego quedarse por completo en un profundo silencio... 
Ella sonriente le cobijó con abrazos y besos mientras el se estremecía desapareciendo ambos en la oscuridad de la noche para conjugar las emociones que con llevan al deseo y la lujuria, entrelazándose entre las sombras  consumando su amor.
El viento frió de la mañana anunciaba con insolencia que  un nuevo día llegaba, pero esto no parecía importarle a la pareja que en el lecho de amor se consumían, y cuanto él mas se entregaba  a la dulzura de los besos desprendidos de aquella jugosa boca, menos le importaba la vida, si era de noche o era de día, ahora aquel momento era suyo como lo era consuelo, su mundo su todo y no lo desperdiciaría así que ignorando los ruidos del amanecer se sumergió nuevamente en la pasión,  aferrándose al cálido cuerpo desnudo de consuelo, perdiéndose entre sus caricias y besos...

Esa mañana ya no despertó.
FIN
(Por: Beyanira Aguirre.)

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